¿Cuándo se tuerce una relación?, esta es la pregunta que se hace nuestra protagonista poco después del comienzo de la película. 

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Dos en la Carretera o su título original Two for the road es una película que Stanley Donen dirigió en 1967.

El film narra la historia de un matrimonio que lleva varios años casados, nos cuenta cómo es la relación después del “felices para siempre”. Los sucesos se encadenan a través de saltos temporales, teniendo como hilo conductor los viajes por carretera. Tradicionalmente, en las historias nos muestran los viajes como una metáfora de la transición de un personaje, de cómo era en un primer momento y su evolución. Dos en la Carretera es un viaje a través de la relación de nuestros protagonistas, pasando de momentos felices a momentos duros que afectan a la pareja. 

Su relación comienza cuando de forma fortuita se conocen, como no, viajando. Stanley Donen se toma su tiempo para describir a los personajes, describiéndole a él, Albert Finney, como un joven arquitecto despistado, ligeramente neurótico y muy preocupado de sí mismo. A ella, sin embargo, Audrey Hepburn, nos la describe como tranquila, atenta, dulce y atrevida. A medida que avanzan en su viaje a través de los recuerdos podemos ver como ambos van evolucionando. Él, centrado en su carrera como arquitecto de éxito y ella supeditada a la crianza de su hija y las tareas del hogar. 

Los saltos en el tiempo nos muestran grandes contrastes donde podemos ver en una secuencia a una pareja enamorada, divertida, sin preocupaciones y sin dinero, pero con mucha ilusión, ilusión que se va apagando poco a poco a medida que su nivel de vida crece y los protagonistas se distancian hasta el punto de no tener nada que decirse.

¿Qué clase de personas se sientan en un restaurante y no tienen nada que decirse?

La película empieza y termina con una escena similar, Albert Finney pierde su pasaporte y se muestra desesperado y Audrey Hepburn se lo entrega con toda la tranquilidad que caracteriza a su personaje. Durante la película podemos ver como esta escena se repite hasta en cinco ocasiones, lo que nos muestra a ella como una persona indispensable para nuestro protagonista que al principio de la película hace el siguiente comentario: 

          “Si hay algo que me pone negro, es una mujer indispensable”. 

Un detalle que refuerza la idea de que Audrey Hepburn es indispensable es que ella siempre encuentra su pasaporte incluso cuando no se conocen y todos sabemos que el pasaporte contiene nuestra identidad.

Os recomiendo esta película porque os hará reír y sentiros identificados en muchos de los momentos que se viven en pareja, pero sobre todo porque tiene un final feliz de otra manera, no es un final en el que los problemas se solucionan por arte de magia y vuelven a comer perdices, sino que representa un final más realista, el de dos personas aceptando la realidad del cambio en su relación.